Aprovechando la reciente publicación del libro “23 crestas y aristas de la Comunidad Valenciana” vamos a ir tachando las que nos van quedando.

Este día toco el turno de la arista del Molló de la Creu en Gandía.

Una ascensión un poco eclipsada por el telón de fondo de la AP-7, que aparte de impacto visual de una costa ya de por si bastante deteriorada, además emite un zumbido, lejano, pero incesante durante las 24 horas del día.

Pero vamos a centrarnos en lo positivo que es lo que hace nuestras vidas bonitas.

Una aproximación selvática que hace que te preguntes quien c… dijo que el levante es un secarral, nos lleva al inicio de esta arista, a la que se accede por un tramo de III, donde podemos elegir el camino que más nos apetezca y que nos deja en la arista misma.

La arista va intercalando tramos de caminar, con bastante vegetación, y  pequeños resaltes tanto hacia arriba como hacia abajo, hasta llegar a un diedro bastante más bonito de escalar de lo que a simple vista aparenta, tendrá un grado de IV o así.

Algún resalte más, siempre por la izquierda de la arista, nos deja en un tramo de andar donde las vistas hacia el tramo que ya hemos recorrido son bastante bonitas.

Un pequeño resalte y estamos al pie del muro final, con una buena repisa donde beber un trago de agua,colocar el material, disfrutar del paisaje y ver el tramo que sigue a continuación. Este muro tendrá como 50 metros pero es posible, y cómodo, dividirlo en dos, ya que en el medio del largo hay un gran bloque que forma una repisa donde podremos montar una instalación sin grandes problemas.

Este largo concentra las dificultades en su primera parte y nunca por encima del V grado.

Un diedro, muy bonito de escalar, llega a un palmito donde tendremos que desviarnos a la derecha. Esto es para tenerlo en cuenta ya que la lógica te manda a la izquierda y te lleva a otro diedro mas difícil y algo roto, nosotros nos fuimos para allá y entre que íbamos en zapatillas y que teníamos apenas un par de friends nos tocó recular abandonando un cordinillo en un cuerno de roca. Si se va justo en V «alpino» es recomendable llevar pies de gato y algo más de material flotante.

Con la reunión montada encima del gran bloque, salimos por un espoloncillo de roca harinosa, dada su cara norte y el liquen blanco que acumulan estas paredes, pero muy generoso en presas. Se llega a una gran repisa donde montar reunión no es gran problema, tenemos para elegir. Y desde allí en otros escasos quince metros fáciles llegamos a una instalación de parabolts, nosotros no la usamos ya que está prácticamente en la cumbre. Al dividir este largo, con una cuerda de 30m. será suficiente para toda la arista.

Bonita, entretenida y con final feliz, no se puede pedir más para una mañana de monte!!

 

El retorno una vez en la cumbre es toda una aventura. Entre los caminos que recomiendan en la guía elegimos el más directo, por el barranco que te deja en el mismo coche. Como no conocemos los otros caminos no podría recomendar ninguno pero lo que nos quedó claro es que ese barranco es para ir con machete y pantalón largo, el machete se nos olvidó pero menos mal que el pantalón lo llevábamos. Vaya jungla nos comimos, hasta que no llegas a unas bonitas paredes equipadas en las que encuentras un sendero decente no dejas de pelear con zarzas, aliagas, enredaderas y toda clase de arbustos pinchudos y no pinchudos.

Para la aproximación calcular una media hora, para la arista nosotros invertimos un par de horas, con pérdida incluida, y para la bajada hora y media se nos fue seguro, más el almuerzo de la cumbre y las fotos echamos casi cinco horas.

Y de aquí corriendo a comer a Gandía que la bajada nos abrió el apetito.