Dos días para disfrutar del monte y si además crecemos como  «montañeros»y como personas, mejor que mejor.

Un día de prácticas para limar los conocimientos y encontrar la lógica a todas esas locas maniobras que no sabemos si hacemos bien, poder sentirnos seguros en las escapadas al monte y hacer esas actividades que nos apetecen pero no sabemos si estamos lo suficientemente preparados.

Y otro dia para terminar de aprender y llevarlo todo a la práctica. Con seguridad, con atención, con esa concentración que nos exige la montaña y que nos hace disfrutar del momento como pocas veces.

Un curso tanto para poder llevar a cabo líneas soñadas como para aportar seguridad extra en salidas que en principio no son complicadas pero en un terreno siempre cambiante que nos puede guardar pequeñas sorpresas.

Que gran campo de juego tenemos al alcance de la mano en esta tierra.

Un placer compartir conocimientos y montaña con gente tan motivada y con tantas ganas.