Al día siguiente de Los Cósmicos, ya aclimatados nos vamos a Zermatt. Dan un par de días de buen tiempo y hay que aprovechar el mejor de ellos. Subimos con una ligera lluvia hasta el Hornli Hutte, recién renovado, refugio cinco estrellas tanto por sus comodidades como por su precio.

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Al día siguiente madrugón y a la faena. No compartimos la montaña con la típica romería, parece que la borrasca días a tras a desencantado a unos cuantos.

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Los metros van sucediéndose y en un par de horas llegamos a la cabaña Solvay, punto central de la ascensión. Toca almorzar y parar un poco.

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Después de Solvay empieza la zona más vertical y a la vez empieza la nieve.

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En otras dos horas y media nos plantamos en la cumbre con un día especialmente despejado.

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Ahora toca bajar que en esta montaña significa buscarse la vida y tardar más que en subir.

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En cinco horas y media estamos de regreso en el refugio, preparando las mochilas para bajar a Zermatt sin perder el último remonte.

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Objetivo conseguido en un tiempo perfecto, mañana descansados lo disfrutaremos más, si cabe. Bonita montaña.