El fanático entre los fanáticos, Jaime, tenía unos días de vacaciones y le apetecía aprovechar los últimos días de pistas de esquí además de escalar, y yo estaba por los pirineos, me llamo y quedamos en ir a conocer los Mallos de Riglos.
Dicen que cuando llegas a Yosemite y desde el autocar ves por primera vez el Capitán te quedas con la boca abierta, pero la realidad es que cuando llegas a Yosemite por lo general ya has visto tal cantidad de paredes que dentro de lo grande que es el Capitán tampoco impresiona tantísimo. Pero para alguien que no ha visto muchas paredes, por lo menos con ojos de escalador, cuando llega a los Riglos realmente se queda con la boca abierta y este fue el caso de Jaime, alucino con la belleza de estas paredes tan singulares.
Cenamos en el bar de Toño y dormimos en la chopera dentro de la furgoneta y al día siguiente fuimos hasta el Mallo Colorado, elegimos varias vías por si estaban ocupadas algunas y como en este mallo mas o menos son todas muy parecidas y es bastante frecuentado por la longitud y el grado agradable de sus vías, no tendríamos problemas de aglomeraciones, con hacer la que estuviese libre valía. Al final hicimos la vía “Ultrabox” justo a la derecha de la clásica “Anorexia”. Una bonita vía con una cumbre más bonita todavía, desde donde se contemplan el Mallo Pisón y la Visera.
Almuerzo en la cumbre y rapeles para abajo, que nos esperaban para la merienda en el bar.
Una grata experiencia para mí que no había escalado en los Mallos pequeños después de tantos años yendo a Riglos y para Jaime que no había catado las delicias del conglomerado. Para él le quedaba una semanita de esquí en Vaqueira para cerrar la temporada, Que suerte!!
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