Con una previsión funesta de la meteo en Alpes. José, Alex y el que escribe decidimos quedarnos por el Pirineo y conocer paredes nuevas de nuestras cordilleras.
El primer destino elegido fue el valle de Hecho en el Pirineo Navarro. Fuimos hasta el refugio de Linza, donde hay que decir que el trato de los guardas es excelente y el refugio muy agradable.
Al día siguiente madrugamos con la intención de escalar la pequeña aguja de Ansabere (de pequeña tiene poco).
Dos horas y media de aproximación nos llevan al collado Petrachema, desde donde se tiene una visión alucinante de las agujas. En quince minutos más estamos al pie del “Spigolo” que es la vía elegida. Un pilar desplomado de 300m. con dificultades de 7a y un ambientazo increíble.
En cinco horas alcanzamos la cumbre, donde nos espera un mar de nubes sobre el valle de Lescun (Pirineo Francés) que nos hace quedarnos un rato admirándolo, para después comenzar la bajada. Un rapel largo y un tramo de arista un poco delicada que te lleva al valle de Petrachema, desde donde el descenso es largo pero muy tranquilo hasta el regreso al refugio de Linza.
Después de un par de días con fuertes tormentas nos dirigimos a Benasque, capital del pirineismo aragonés. Visitas obligadas a amigos residentes en el valle y preparamos la siguiente actividad.
La idea es escalar unos días en el macizo del Aneto y elegimos la pared Sur del pico Abadías (3271m.)
Para acceder a esta vertiente del macizo hay que subir hasta el ibón de Cregüeña, la subida es dura, por lo larga y mantenida, tardamos tres horas hasta el vivac del ibón, hay quien dice que es el vivac más bonito del Pirineo y la verdad es que está situado en un lugar muy privilegiado.
Este vivac será nuestro campo base, de aquí a la pared hay una hora y media de subida y este año ha quedado muy poca nieve con lo que la aproximación está limpia hasta la última parte.
La primera ruta que escalamos es la “Picazo”, abierta en solitario por este grande de las aperturas, con muchos tramos de artificial que ahora se resuelven en libre no muy complicado. Fisuras y diedros muy estéticos en un ambiente de alta montaña y soledad difíciles de encontrar en otros sitios.
El descenso es una delicada canal que te lleva otra vez hasta el vivac que hay justo debajo de la pared, donde dejamos todo el material para no tener que cargarlo de nuevo mañana.
Al día siguiente elegimos en la misma pared la “Directa”, es posible que sea de las vías más repetidas de la pared, aunque esto no quiere decir que sea muy fácil, el primer largo, un 6b complicado de escalar y más de proteger, asegurado con cuatro clavos extraplanos que se mueven bastante ya te pone en tu sitio a primera hora del día, y el resto a navegar y disfrutar por sus casi 300m. de pared.
Con esta vía despedimos el valle y despedimos una semana de aventuras pirenaicas y muchos buenos ratos.
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